El arte y sus relaciones con la vida social aparece
menos presente en la preocupación de algunas ciencias humanas en América
Latina, principalmente en la Sociología. Si bien, es posible constatar que la
sociología latinoamericana ha ido multiplicando sus focos
de atención, poco o nada se dice en torno a las prácticas artísticas y a su
dimensión colectiva, o si se hace, estos trabajos no tienen una gran proyección en el espacio científico.
Si la reflexión sobre el arte o la idea de una
ciencia del arte es muy difícil, es porque el mismo arte se convierte en un objeto de
creencia, por lo tanto hay dificultades de que adquiera una visibilidad científica u objetiva. La investigación en arte se convierte en una labor donde intervienen subjetivismos que lo separan de la dimensión cotidiana y así como consecuencia, todo lo que se relacione con arte es susceptible de que adquiera cualquier forma de análisis, siempre y cuando persista el
imaginario colectivo de su representación romántica.
Por ejemplo, durante la historia de la civilización Occidental,
el término “Talento o don” fue
tergiversado constantemente y moldeado conforme a las visiones de cada tiempo,
creando una progresiva concepción de que este atributo solo corresponde a unos
pocos tenerlo. Esa idea de talento, específicamente el artístico; aún latente
en nuestros días, está arraigada a las concepciones del Romanticismo Alemán del
siglo XIX, teniendo efectos negativos en sus prácticas y principalmente en su
reflexión.
Como consecuencia, en la sociedad se fue
construyendo la competitividad negativa, reduciendo conceptualmente la
actividad artística en base al criterio del talento y de la estética, por lo
tanto, en el campo del dominio artístico y de su crítica es donde se practica
con más asiduidad el abuso de poder, donde prevalecen las ideas de los sujetos
considerados doctos en el campo del arte, bajo la legitimidad concedida por un
grupo o estructura social.
Esa creencia carismática del "don o talento
hereditario" también es uno de los grandes obstáculos para concebir al
arte como algo importante para la educación del ser humano, ya que esta misma creencia dirige a considerar que el arte
no puede ser enseñado como también no puede ser aprendido, lo que da como
consecuencia una tenue consolidación institucional.
Un trabajo sociológico en el área del arte debe pretender dar a
luz a muchos de nuestros cuestionamientos dándonos un conocimiento sobre los
resultados paralelos que produjeron los
móviles sociales en la actividad artística y sobre su real situación de valor, no considerándola una
actividad separada de la vida social y de sus avatares.
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