lunes, 25 de febrero de 2013

La necesidad de una perspectiva sociológica objetiva sobre el arte



El arte y sus relaciones con la vida social aparece menos presente en la preocupación de algunas ciencias humanas en América Latina, principalmente en la Sociología. Si bien, es posible constatar que la sociología latinoamericana ha ido multiplicando sus focos de atención, poco o nada se dice en torno a las prácticas artísticas y a su dimensión colectiva, o si se hace, estos trabajos no tienen una gran proyección en el espacio científico. 

Si la reflexión sobre el arte o la idea de una ciencia del arte es muy difícil, es porque el mismo arte se convierte en un objeto de creencia, por lo tanto hay dificultades de que adquiera una visibilidad científica u objetiva. La investigación en arte se convierte en una labor donde intervienen subjetivismos que lo separan de la dimensión cotidiana y así  como consecuencia, todo lo que se relacione con arte es susceptible de que adquiera cualquier forma de análisis, siempre y cuando persista el imaginario colectivo de su representación romántica.



Por ejemplo, durante la historia de la civilización Occidental, el término “Talento  o don” fue tergiversado constantemente y moldeado conforme a las visiones de cada tiempo, creando una progresiva concepción de que este atributo solo corresponde a unos pocos tenerlo. Esa idea de talento, específicamente el artístico; aún latente en nuestros días, está arraigada a las concepciones del Romanticismo Alemán del siglo XIX, teniendo efectos negativos en sus prácticas y principalmente en su reflexión. 

 Como consecuencia, en la sociedad se fue construyendo la competitividad negativa,  reduciendo conceptualmente la actividad artística en base al criterio del talento y de la estética, por lo tanto, en el campo del dominio artístico y de su crítica es donde se practica con más asiduidad el abuso de poder, donde prevalecen las ideas de los sujetos considerados doctos en el campo del arte, bajo la legitimidad concedida por un grupo o estructura social.





Esa creencia carismática del "don o talento hereditario" también es uno de los grandes obstáculos para concebir al arte como algo importante para la educación del ser humano, ya que esta misma creencia dirige a considerar que el arte no puede ser enseñado como también no puede ser aprendido, lo que da como consecuencia una tenue consolidación institucional.

Un trabajo sociológico en el área del arte debe pretender dar a luz a muchos de nuestros cuestionamientos dándonos un conocimiento sobre los resultados paralelos que  produjeron los móviles sociales en la actividad artística y sobre su real situación de valor, no considerándola  una actividad separada de la vida social y de sus avatares.

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